martes, 13 de noviembre de 2012

La movilera de C5N, Gabriela Carchak, dio su testimonio en el juicio por el crimen de Ferreyra

“Nos gritaban ‘bajá la cámara, no filmés’”

La periodista reconoció ante el Tribunal a los acusados Jorge González y Salvador Pipito entre quienes la amenazaron el día del asesinato. Hizo un detallado relato de la situación antes y después de que ocurrieran los hechos.

 Por Ailín Bullentini

La periodista Gabriela Carchak reconoció ante el Tribunal en lo Criminal Nº 21 a Jorge González y a Salvador Pipito, dos integrantes de la patota ferroviaria acusada de matar al militante Mariano Ferreyra y herir de gravedad a Elsa Rodríguez y a otros dos manifestantes, como dos de los agresores que la increparon, insultaron y la obligaron a dejar de hacer el móvil que estaba realizando el mediodía del 20 de octubre de 2010. “Yo les ofrecía el micrófono y ellos me respondían ‘vos siempre lo mismo, dándoles cámara a estos piqueteros de mierda’”, recordó en un pasaje de su testimonio en el marco del juicio, que ya alcanzó su tercer mes de audiencias. Aseguró que tanto ella como el camarógrafo Gustavo Farías, quien declaró por la mañana, y el asistente Marcelo Polito tuvieron miedo: “Los tres estábamos asustados. No sabíamos cómo iba a terminar el asunto. Ante la orden de ‘bajá la cámara o te rompo todo’ que nos gritaron, obedecimos. No nos íbamos a poner a discutir con estas personas”.

Había expectativa en la sala principal de los Tribunales de Comodoro Py por el testimonio de Carchak, periodista de C5N. Si bien su declaración era importante para definir la situación de González, Pipito y, aunque en menor medida, Juan Carlos Pérez, también existía expectativa en cuanto a lo que pudiera aportar con respecto al móvil de la acusación que recae sobre los procesados: a grandes rasgos, una nueva prueba de que no hubo enfrentamiento sino que fue un ataque de parte de los ferroviarios a los tercerizados, una emboscada. La cronista no defraudó.

Las preguntas de la Fiscalía resultaron una mera guía para Carchak, que narró con detalle los hechos tal como los vivió aquella mañana: que llegó a Pedro Luján y Santa Elena, en Barracas, a hacer una nota por un “corte de vías”; que cuando llegaron –ella, Farías y Polito– se encontraron con “alrededor de 50 personas, algunos parados, otros sentados, replegando unas banderas, había mujeres, jovencitos” y que “un tal Diego, de los tercerizados del ferrocarril”, le contó que “iban a cortar las vías para reclamar por su situación laboral y que no pudieron porque un grupo grande de hombres de la Unión Ferroviaria los atacaron a piedrazos”. Entrevistó a Diego y a “dos mujeres y a un hombre heridos” por las pedradas supuestamente recibidas en las vías. Una de las personas que Diego le acercó resultó ser Elsa Rodríguez, luego una de las víctimas.

Carchak esquivó varias chicanas de los abogados defensores, entre ellos el siempre listo Alejandro Freeland, letrado de Juan “Gallego” Fernández, que la increpó en varias oportunidades sobre si ella “nunca supo” si los manifestantes estaban armados o llevaban la cara tapada. “Tenían banderas, ni palos, ni gomeras. Nada de armas. Hablé con ellos a cara descubierta. Muy tranquilos, me contaron sobre la agresión que sufrieron en las vías, pero luego yo vi cómo fueron agredidos”, contestó.

Los hechos se sucedieron antes de que decidieran regresar al canal. “Los manifestantes recogen sus cosas y comienzan a caminar hacia Vélez Sarsfield. Yo me corro un poco y veo en el otro extremo de la calle unas 200 personas que empiezan a venir corriendo, gritando, con palos en la mano y alguna piedra también, hasta donde estábamos”. Su equipo estaba en la calle, tomando imágenes. Ella, por “miedo” –un policía de civil le advirtió “váyanse de acá porque nos matan a todos”, rememoró–, se escondió en la vereda. “Veo que cinco, seis o siete personas rodean a mi camarógrafo y a mi asistente y los empiezan a increpar de una manera bastante violenta, y pensé que si veían a una mujer los iban a tratar mejor. Entonces me metí, prendí el micrófono y les ofrecí que dijeran lo que ellos quisieran.” Pero no se calmaron. “A mi camarógrafo le decían ‘bajá la cámara, no filmés, te voy a romper todo’. Yo les ofrecía el micrófono y ellos me respondían ‘vos siempre lo mismo, dándoles cámara a estos piqueteros de mierda’. Me seguían gritando que no querían decir nada, salí de acá, que bajara el micrófono”, recordó.

Su testimonio coincidió con el de Polito en cuanto a que quienes los insultaron los “llevaron” hasta el playón de Chevallier. Desde allí escucharon “estruendos, piedrazos contra parabrisas y contra chapas”, mencionó la periodista, pero negó haber distinguido ruido de disparos. Luego añadió: “Salimos del galpón y se nos acercan llorando manifestantes de los primeros con quienes habíamos estado hablando, diciendo que había heridos de bala”. Ella, al igual que Polito, también vio a Mariano Ferreyra “muy malherido”.

Antes de señalarlos en los crudos de los audiovisuales, la movilera de C5N describió brevemente a dos personas del grupo que los amenazó. Una que tenía un cuello ortopédico (González), quien “me gritaba todo el tiempo”. Y el otro, rubio, de 1,68 metro, de rulitos, pelo largo y ojos claros (Pipito), que me llevaba hacia el portón de Chevallier. “No me dejaba caminar hacia otro lado”, puntualizó.

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